¿Qué es la Hepatitis?
La hepatitis es una inflamación en el hígado que puede suceder espontáneamente o evolucionar hacia una fibrosis, cirrosis o cáncer de hígado. Los virus de la hepatitis son la causa más frecuente, aunque también pueden deberse a otras infecciones, sustancias tóxicas (como el alcohol o determinadas drogas) o enfermedades autoinmunitarias.
Se han identificado cinco virus de la hepatitis que se designan por las letras A, B, C, D y E, todos causan enfermedades hepáticas pero se distinguen por varios rasgos importantes.
Tipos de Hepatitis.
Hepatitis A
Infección causada por el virus A (VHA) que se transmite por el contacto con heces de personas infectadas. Puede ocurrir por haber tocado directamente las heces o por consumir alimentos como verduras, frutas o agua contaminados por material fecal.
Sus síntomas más comunes incluyen fiebre, fatiga, dolor abdominal, náuseas, vómitos e ictericia (color amarillento de la piel y los ojos). Aparecen usualmente entre las 2 y 6 semanas luego de la exposición. Sin embargo, algunas personas presentan síntomas leves o ninguno y no se percatan de que están enfermos.
La mejor manera de prevenir la hepatitis A es la vacunación. Se recomienda vacunar a todos los niños a partir del primer año de edad y a las personas con alto riesgo de contraer la infección (incluidos aquellos que viajan frecuentemente a países donde el VHA es común).
Hepatitis B
Es consecuencia de la transmisión del virus VHB a través de la sangre y los líquidos corporales. Algunas personas infectadas con hepatitis B desarrollan una infección crónica y se convierten en portadores que pueden contagiar a otras personas.
Quienes padecen esta infección corren el riesgo de contraer cáncer de hígado y cirrosis hepática y en su mayoría, contrajeron la infección en el momento del nacimiento o en los primeros años de infancia.
La mayoría de los casos se resuelven por sí solos, no requieren tratamiento y derivan en inmunidad de por vida. La vacunación puede reducir las probabilidades de infección por hepatitis B. Los recién nacidos deben recibir su primera dosis en el momento del nacimiento.
Hepatitis C
Por su parte, la hepatitis C es una infección causada por el virus VCH. Se caracteriza por ser una enfermedad lentamente progresiva, usualmente sin síntomas que pueden tardar de 20 a 30 años en ocasionar daño serio al hígado. Alrededor de tres cuartos de las personas infectadas con este virus desarrollan hepatitis crónica de larga duración.
Se contagia principalmente por medio del contacto directo con la sangre de una persona infectada. No se difunde por estornudar, abrazar o besar a una persona, toser, dar pecho, por la comida ni por el agua, ni por cualquier otro tipo de contacto casual.
La mayoría de las personas infectadas no presentan síntomas. Si llegan a presentarse, pueden ser muy leves, no específicos e intermitentes.
No existe vacuna para evitar la infección o la diseminación del VCH. En su lugar, se recomienda realizar pruebas de hepatitis C en personas que:
– Hayan utilizado drogas inyectables o compartido agujas.
– Hayan recibido factores de coagulación antes de 1987
– Hayan recibido sangre o trasplantes de órganos antes de julio de 1992
– Han sido tratados con hemodiálisis.
– Tengan enfermedad hepática de causa incierta.
– Se hayan pinchado con una aguja con sangre positiva a VCH.
– Tengan 12 a 18 meses de edad y cuya madre sea positiva a VCH.
Hepatitis D
Las infecciones por el virus D (VHD) solo ocurren en las personas infectadas por hepatitis B, una infección simultánea por ambos virus puede causar una afección más grave y tener un desenlace peor. Actualmente, existen vacunas seguras y eficaces contra la hepatitis B que brindan protección contra la infección por hepatitis D.
Hepatitis E
Este virus, al igual que el de la hepatitis A, se transmite por consumo de agua o alimentos contaminados. Es la causa común de brotes epidémicos de hepatitis en zonas de desarrollo y cada vez se le reconoce como una causa importante de enfermedad en países desarrollados. También es una enfermedad prevenible por medio de la vacunación.
Tratamiento de la Hepatitis.
El tratamiento de la hepatitis dependerá de la causa y de si se trata de un episodio agudo o crónico, pero en cualquier caso tendrá un componente farmacológico y dietético. En el caso de que la causa sea una infección también deberán adoptarse medidas preventivas para evitar el contagio, especialmente en el caso de las hepatitis víricas.
Conviene señalar, finalmente que en la actualidad se dispone de vacunas frente a las hepatitis A y B. Esta última también es válida para la hepatitis D, ya que se da solo en personas que han contraído previamente la del tipo B.